domingo, 27 de agosto de 2017

[Reseña] Los hombres de Paco

Recuerdo que...
Durante el segundo lustro de aquel estrenado nuevo siglo, una de las noches de cada semana tenían contrato permanente conmigo frente a la televisión. Una época dorada para la televisión española, donde aún podías ver calidad y referentes tales como Aquí no hay quien viva, Los Serrano, El internado, Águila Roja y, por supuesto, la comisaría de San Antonio.

Os diré que me encantaba aquella rutina. En su mejor momento tenía prevista una serie para cada noche de la semana. De lunes a viernes había algo que ver que merecía la pena y las series eran mucho más longevas de lo que hoy día logran sobrevivir. Me gustaba esa sensación de saber que había algo que ver antes de acostarme para ir al instituto. Y aunque Águila Roja, por ejemplo, la considero casi al nivel de Los hombres de Paco, esta noche hablaré de la segunda.

Sin miedo a reconocerlo, considero que ha sido la mejor serie española que haya podido ver en emisión.

Pasado mucho tiempo desde su final, y desde una perspectiva ya más lejana, intento recordar los capítulos de Paco, Lucas, Mariano, Povedilla y los demás evitando que la nostalgia escriba por mí. La he vuelto a ver, (¡otra de tantas veces!) y aunque siendo sincero le veo muchas taras que en su día pasé por alto, la verdad es que aún hoy no cambiaría de idea con respecto a la serie.

La serie de por sí evoluciona tanto que la primera y la última temporada pueden considerarse dos series completamente diferentes. De hecho, así lo anunciaron para su recta final, pues en los anuncios podía leerse ''cambio de género'', abandonando la comedia en casi su totalidad para centrarse en el drama y el suspense.

Y es que lo que comenzó como un conjunto de chaladuras de tres policías torpes que todo lo estropeaban o tergiversaban inconscientemente pasó con el paso de los años a convertirse en una historia bastante más profunda.

La serie podría gustar más o menos, pero lo cierto es que el público la apoyó de una forma brutal, con más del 20% de share en la mayoría de sus temporadas. Recordad que estamos hablando de una época llena de exitazos. Todo un logro.

Hablando ya desde un ámbito más personal, si tengo en tan alta estima esta serie, es porque considero que tuvo de todo. Humor, acción, amor, amistad, drama, suspense. De todo pude sacar una lección por aquel entonces, pues conforme avanzaban las temporadas todo tenía un trasfondo más serio y profundo que intentaba transmitir un mensaje. (Esas introducciones a modo de reflexión en algunos capítulos aún las recuerdo).

Años atrás hubiera dicho que me gustaba absolutamente todo de la serie. Por suerte hoy no podría decir eso. Todo en exceso es malo, y se nos repite hasta la saciedad cuánto quiere Sara a Lucas, por ejemplo. Pero aún así el balance general es positivo.
Cuestiones generales y personales como estas, hoy las tengo más claras:

  • ¿Mi capítulo favorito?
No sabría decir si la trama de El Gordo al completo, pero creo que me quedaría con el capítulo que hace que la serie deje de ser comedia definitivamente y pase a ser mucho más oscura por las consecuencias de lo que ahí ocurre. Ese capítulo que titularon como ''Todos los planes de Lucas Fernández''.

  • ¿Temporada favorita?
Por raro que parezca, y teniendo en cuenta que la pongo al nivel de la anterior, la 9º y última temporada. Sí que es cierto que la audiencia castigó la serie hasta llevarla a su cancelación, pero no puedo mentir. Me encanta la última. El seguir los pasos de un asesino que cree tener poderes divinos, engañando a la audiencia en cada capítulo y haciéndole creer que de verdad es un demonio en vida, era algo que no me esperaba y me sorprendió.
No solo eso, sino que veo en esa temporada el cambio radical de todos los personajes, traumatizados por el final de la anterior. Y qué decir del final de la serie. De los mejores que he visto. De hecho, habrá quien aún recuerde aquel último capítulo que el grupo de siempre, nuestro propio ''equipo de remo adolescente'', quedamos para ver unidos, acabando la serie y levantándonos del sofá  aplaudiendo todos al mismo tiempo mientras nos despedíamos de tantos años de aventuras.

  • ¿Mi personaje favorito?
Don Lorenzo. Tanto su personaje como Juan Diego los considero lo mejor del reparto. Ese jefe malhumorado que te hace reír con sus salidas de tono desesperadas y furiosas, pero que a la vez se hace querer por preocuparse de todos como si fuese el padre de la comisaría. La interpretación de Juan Diego me parece sublime, y el hecho que así lo demuestra es que aún después de tantos años, y sabiendo exactamente cuándo va a soltar uno de sus enfados, aún consigue que se me escape la risa, e incluso alguna carcajada en sus mejores momentos. Es por eso que considero que Don Lorenzo tiene una comedia inmortal por muchos años que pasen.
  • ¿El personaje que menos me gusta?
Sara. Lo tengo clarísimo. Vaya por delante que no hablo de Michelle Jenner, la actriz. Hablo del personaje de Sara.
A diferencia de la imagen que intentan dar de ser alguien que lucha por lo que quiere (imagen que me hicieron creer por entonces) visto hoy día creo que Sara es la típica niña caprichosa que lo quiere todo a la vez. De hecho así se lo repiten muchos personajes a lo largo de la serie, (santa razón tiene Aitor muchas veces) y lo peor es que no cambia un ápice aunque intente aparentarlo. Hasta el final de sus apariciones, hace daño, engaña y manipula con tal de conseguir a su verdadero amor (que vaya verdadero amor al que también engaña cuando al fin lo consigue).
Demuestra que el fin justifica los medios. Pero es un fin muy egoísta que parece dejar de tener sentido cuando logra hacerse con él.
Y no, no hay justicia poética. La serie acaba y la niña caprichosa consigue todo lo que quiere. Te venden un final feliz de pareja a costa de ignorar todo lo que ha destrozado para conseguirlo, incluidas muchas vidas, o hasta el matrimonio de sus propios padres.


 En definitiva: Sé que Los hombres de Paco es una buena serie porque cuando la veo después de tantos años, sigo deseando ver el próximo capítulo aunque sepa lo que va a ocurrir. Y sí, tiene escenas ñoñas a montones (que lo diga yo tiene delito, ¿verdad?), y otras muchas dedicadas a publicidad que sobran completamente, pero el balance sigue siendo muy positivo, pues gran parte de lo que aprendí de ellos en aquella adolescencia son muchos de los valores que aún hoy sigo defendiendo.

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