lunes, 10 de abril de 2017

Talento anónimo

¿Cuántas veces habré escuchado que algo es bueno cuando muchas personas lo conocen? Lo cierto es que en gran parte, tienen razón.

Algo bueno, de calidad, siempre será seguido por un número importante de personas. ¿Por qué sino iba a ser reconocida una obra maestra, por ejemplo?
Está claro que calidad está comúnmente asociado a fama. ¿Éxito de ventas? Muchas copias distribuidas. ¿Éxito televisivo? Muchas visitas diarias. ¿Éxito audiovisual? Muchas reproducciones.

El problema está en las excepciones.
Por culpa de estos datos masivos a los que nos acostumbran, a menudo muchos se vuelven incapaces de distinguir que, a veces, un programa de televisión con millones de espectadores no le llega ni a la suela de los zapatos a otro que cancelaron por no llegar a los mínimos de la cadena. Olvidan que un best seller puede ser una obra mediocre cuyo éxito se reduce a un nombre famoso en portada, o incluso, un montaje teatral clásico puede ser alabado por pertenecer a un autor icónico en lugar de por el trabajo del reparto.

Al final todo se resume en lo mismo: La popularidad no siempre equivale a calidad. Un aspecto que sería mucho menos grave si, por culpa de esa mediocridad conocida, no se quedase auténtico talento desaprovechado sin una oportunidad.
Músicos, escritores, ilustradores, pintores, funcionarios, jóvenes emprendedores… no importa quienes ni en qué ámbito; siempre habrá alguien arriba negando oportunidades a otro mejor preparado.

Esto no es algo agradable de escuchar, pues no sin razón vivimos en la época de lo políticamente correcto que cataloga lo que se puede o no se puede criticar.

Puede que muchos me tachen de decir estás palabras porque pertenezco a esa inexistencia artística que el mundo desconoce. Quizás la razón sea la perspectiva que tengo desde la sombra del reconocimiento, es posible. La verdad es que ni yo mismo sabría responder si esas personas están en lo cierto o por el contrario se equivocan. Lo único que sé es que no escribo desde la envidia. Al contrario: 

Me fascinan aquellos que, no gracias a contactos, amiguismo, o ir a rebufo del éxito de otro para alcanzar algo parecido, sino a base de su esfuerzo propio y personal han logrado que su talento sea bañado con la luz del reconocimiento. 
Me encanta ver pequeños grupos de música compartiendo escenario con leyendas. 
Adoro escuchar a jóvenes recitar por internet fragmentos propios o clásicos de literatura. 
Me gusta ver cómo el de sobra conocido autor de una canción felicita personalmente al intérprete que la adapta con su voz. 
Ver cómo una investigación innovadora nacida de la mente del más joven de la empresa sorprende a los altos cargos. 
E incluso contemplar un teatro lleno de espectadores dispuestos a disfrutar de una obra cuyo autor nadie conoce.

Me gustan esos ejemplos porque son la viva imagen de la esperanza para otros.
Y sí, por supuesto que me encantaría ser uno de ellos. ¿Por qué no? Me gustaría salir ahí fuera, no en busca de fama, sino en busca de cientos de opiniones. De saber lo que una historia nacida de mí es capaz de hacer sentir en alguien que no tenga ninguna implicación sentimental con ella.

Tiempo atrás jamás hubiera querido ver mi nombre en ninguna parte. Era algo impensable para mí, puedo garantizarlo. Y a pesar de que no estoy siendo del todo justo, puesto que ya he logrado cierto reconocimiento sobre escenarios, y por supuesto al amparo de este blog que tantos años lleváis leyendo, los más cercanos sabréis perfectamente el inminente motivo por el cual digo estas palabras.

Citándome unos meses atrás, estoy a punto de experimentar el que será uno de los mayores anclajes de mi vida. 
El nacimiento de un sueño siempre da miedo: Puede nacer tal y como imaginaste durante tanto tiempo, o por el contrario tornarse en pesadilla. Años bajo el abrigo de la duda me susurraban todo lo que podría salir mal, pero entonces pensé:

Si yo no lucho por mis sueños, ¿quién lo hará?

Sonrío mientras escribo esa frase. ¡No puedo evitarlo! Pues a pesar de no saber lo que me espera, lejos del miedo que un día me retuvo, ahora estoy deseando saberlo.

Un libro con mi nombre… 
Estatuas en la Oscuridad… ese nombre… tanto tiempo siendo parte de mí en silencio y sin embargo ahora formará parte de la literatura. Dejar que alguien lea tu interior siempre es como desnudarse frente a un extraño. 
Una novela cuya portada decoren mis apellidos está a punto de ser realidad. ¿Miedo? Siempre quedará un poco. Pero puedo asegurar una cosa, algo que aquellos que piensen que solamente busco fama nunca serán capaces de conciliar en sus mentes:

Si esa historia queda en el subconsciente de alguien, preguntándose a sí mismo cuáles serían sus propias  pruebas por afrontar… habrá merecido la pena.

No sé lo que está por venir. Pero si algo tengo claro, es que si llego a lograr ese sueño que tantos años llevo gestando, será únicamente gracias a mí y al apoyo de quienes tuve a mi lado.



Pues las personas que más admiro, son aquellas que lograron alcanzar sus sueños a base de creer en ellos. Sin ayuda, desde la humildad de un apellido desconocido.

                                   -Vii Broken Crown -

``Pódala con la amistad y transplántala con fe, pues necesita tiempo y crecer´´-Mägo de Oz, La rosa de los vientos.

4 comentarios:

  1. Yo fui de los afortunados que pudo leer estatuas en la oscuridad cuando solo era una entrada del blog antes de que la retirases. Me encantó y todavia me acuerdo de ella. Si me gustó tanto la entrada... el libro basado en ella tiene que ser una pasada...

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    1. Me alegra que tengas en tal estima aquella entrada :)
      ¡Espero que la adaptación a novela te guste de igual forma!

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  2. Seguro tendrás exito,por que la gente como tú,que escribe con el corazón,alcanza lo más alto.Siempre que puedo te sigo y leo.Tus palabras y tú música me dan la paz.

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    1. Muchas gracias por tus palabras. Recuerdo tus visitas a Reino de Vii, sé que llevas visitándolo desde mínimo el año 2014 por lo que agradezco tu presencia durante tanto tiempo :)
      Siempre es un verdadero placer leer comentarios como el tuyo y solo espero que si mi novela llegase a tus manos algún día, disfrutes tanto de ella como me gustaría.

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