domingo, 10 de septiembre de 2017

Defecto de fábrica

A veces me pregunto por qué aún hay cosas que siguen existiendo contra viento y marea. El cómo es posible que el árbol de la esperanza consiga prosperar en una lluvia eterna de cenizas.

No es ningún secreto que el mundo lo gobiernan quienes más daño hacen. Me gustaría convencerme de que es el lugar que nos venden de niños en los libros de la escuela, pero lo cierto es que ningún animal ha logrado impedir que una máquina destruya su bosque.

Conforme he ido creciendo he visto que la igualdad de condiciones no existe para quien realmente la necesita. Que la gota del positivismo combate las olas de negatividad para no ahogarse. Esa antigua y utópica idea del bien ganando al mal no es más que otro tipo de fantasía, casi siempre, inalcanzable.

A veces pesa más la falsa creencia de un mundo justo que la certeza de su realidad.

Puedes luchar por algo durante cinco años que seguro habrá alguien que consiga en tan solo dos mucho más que tú, aún cuando la única diferencia que os separa sean los hilos que pueda mover su reputación familiar.

Puedes intentar luchar contra esos políticos que fuman billetes de familias pobres, que  seguirán riéndose de ti sentados en el trono de las mansiones que gracias a la ley consiguieron robarte para financiar.

Puedes esforzarte en demostrar lo que vales para cualquier puesto de trabajo, pero al final se lo llevará alguien menos preparado pero con más talento que tú para saber qué momento aprovechar o a quien seguirle la corriente.

Puedes prestar ayuda a alguien, aún cuando más la necesita y nadie se la ofrezca, que acabarás odiándote a ti mismo cuando su problema se resuelva y no vuelva a acordarse de tu existencia.

Puedes querer a alguien tanto que ni siquiera seas capaz de creer el dolor de su puñalada.

E incluso podrás estar al pie del cañón durante años que el día que te canses solo recordarán de ti el instante en que dejaste de estarlo.

Muchos son los casos que podemos ver en los que el beneficio propio prima por encima del colectivo. Las personas cada vez piensan más en sí mismas y menos en los demás. No es ningún secreto que en esta vida todo lo que te enseñan desde niño se resume a ser mejor que alguien en lo que quieres conseguir. Y está bien ser ambicioso, pero esa enseñanza se convierte en un problema cuando la gran mayoría comienza a ser ''mejor que otros'' a costa de los demás. Tomando el camino fácil. El camino corto. El de menos esfuerzo y mayor beneficio.

Desde un niño del que abusan en el colegio hasta el jubilado que muere de hambre porque su país le robó la pensión. Lo que nunca te dicen es que cada vez más o aplastas, o te aplastan. 
La ley del más fuerte, idéntica a la del mundo animal que tan salvaje nos parece, pero que a su vez nos recuerda que no somos tan civilizados como creemos.

A veces recuerdo que no soy más que una pieza que hace que el gran mecanismo de los poderosos funcione, y eso no hace más que darme fuerzas para no ser como ellos. Triste sería que alguien se acordase de ti solo por el daño que hiciste, y más triste aún sería que eso mismo llegase a darte igual.

Por eso me pregunto una vez más: ¿Por qué?

¿Por qué siguen existiendo personas que no son como todo el mundo? 
¿Por qué encuentras a gente que vence con el triple de esfuerzo al que solo necesitaba una llamada para conseguir lo mismo que él?

¿Por qué siguen existiendo políticos honrados o personas que creen en ellos aún cuando están rodeados de putrefactos muertos en vida con corbata?

¿Por qué siguen existiendo personas que creen en sus cualidades y se alejan del amiguismo o el peloteo para conseguir sus objetivos?

¿Por qué siguen existiendo amigos capaces de volver a ayudarte una y otra vez cuando más lo necesitas por muchas veces que les dejen de lado?

¿Por qué siguen existiendo enamorados que confían en otra persona cuando tiempo atrás les rompieron el alma en mil pedazos?

¿Por qué hay personas que tan solo recuerdan lo bueno que caracterizaba a alguien que, por el contrario, hoy en día solo habla mal de él?

¿Por qué a pesar de todo siguen existiendo excepciones?

No tengo respuesta ni quiero tenerla para esa pregunta. Lo único que deseo es que no desaparezcan.
El saber que a pesar de todo, seguiré encontrándomelos. Doy gracias por esos pequeños errores del sistema. Esos defectos de fábrica que no buscan aprovecharse como lo hicieron otros antes que ellos. No toman el camino fácil, sino que dan un rodeo, con más esfuerzo, con menos reconocimiento, con tal de ser algo distinto a lo que se supone debieron ser o ''todo el mundo hubiera hecho''.

Por mi parte no quiero convertirme en lo que hoy se considera un triunfador para los demás. Quiero serlo para mí. No quiero fama, no quiero millones. No quiero aprovecharme del engaño ni la manipulación para llegar a lo más alto. No quiero traicionar al que confía en mí, ni volver a olvidar a quien realmente está ahí.

Moriré pobre, pero sin deberle nada a nadie. Desconocido, pero sin haberme aprovechado. Machacado por los años pero feliz por haber contribuido con auténtico esfuerzo propio y no ajeno.
Feliz por saber que mi existencia no contribuyó a perpetuar el daño que alguna vez me hicieron. Feliz por saber que mereció la pena nacer con los engranajes rotos. 
Porque gracias a aquello no me convertí en parte de la maquinaria humana. Esa que piensa en construir lo suyo destruyendo lo de los demás. Sabré que no lograron convertirme en lo que en algún fatídico momento vi a mi alrededor como algo ''normal''. Nadie sabrá, salvo los que ahí estén, quién fui, qué hice, y con qué sentimiento acordarse de mí.

Engranajes rotos, fallos de lo que os dijeron debíais ser. Vanguardia de la esperanza y auténticas almas humanizadas que de verdad aún piensan en los demás, por favor:

Seguid existiendo. 

-Vii Broken Crown -

''Si crees que todo cuanto has escuchado no tiene contigo nada que ver, estás amigo equivocado, párate a ver''. -Mägo de Oz, Ancha es Castilla-

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