A veces me pregunto por qué aún hay cosas
que siguen existiendo contra viento y marea. El cómo es posible que el árbol de
la esperanza consiga prosperar en una lluvia eterna de cenizas.
No es ningún secreto que el mundo lo
gobiernan quienes más daño hacen. Me gustaría convencerme de que es el lugar
que nos venden de niños en los libros de la escuela, pero lo cierto es que
ningún animal ha logrado impedir que una máquina destruya su bosque.
Conforme he ido creciendo he visto
que la igualdad de condiciones no existe para quien realmente la necesita. Que
la gota del positivismo combate las olas de negatividad para no ahogarse. Esa
antigua y utópica idea del bien ganando al mal no es más que otro tipo de fantasía, casi siempre, inalcanzable.
A veces pesa más la falsa creencia de
un mundo justo que la certeza de su realidad.
Puedes luchar por algo durante cinco
años que seguro habrá alguien que consiga en tan solo dos mucho más que tú, aún
cuando la única diferencia que os separa sean los hilos que pueda mover su reputación
familiar.
Puedes intentar luchar contra esos
políticos que fuman billetes de familias pobres, que seguirán riéndose de ti sentados en el trono
de las mansiones que gracias a la ley consiguieron robarte para financiar.
Puedes esforzarte en demostrar lo que
vales para cualquier puesto de trabajo, pero al final se lo llevará alguien
menos preparado pero con más talento que tú para saber qué momento aprovechar o
a quien seguirle la corriente.
Puedes prestar ayuda a alguien, aún
cuando más la necesita y nadie se la ofrezca, que acabarás odiándote a ti mismo
cuando su problema se resuelva y no vuelva a acordarse de tu existencia.
Puedes querer a alguien tanto que ni
siquiera seas capaz de creer el dolor de su puñalada.
E incluso podrás estar al pie del
cañón durante años que el día que te canses solo recordarán de ti el instante
en que dejaste de estarlo.
Muchos son los casos que podemos ver
en los que el beneficio propio prima por encima del colectivo. Las personas
cada vez piensan más en sí mismas y menos en los demás. No es ningún secreto
que en esta vida todo lo que te enseñan desde niño se resume a ser mejor que
alguien en lo que quieres conseguir. Y está bien ser ambicioso, pero esa
enseñanza se convierte en un problema cuando la gran mayoría comienza a ser
''mejor que otros'' a costa de los demás. Tomando el camino fácil. El camino
corto. El de menos esfuerzo y mayor beneficio.
Desde un niño del que abusan en el
colegio hasta el jubilado que muere de hambre porque su país le robó la
pensión. Lo que nunca te dicen es que cada vez más o aplastas, o te aplastan.
La ley del más fuerte, idéntica a la del mundo animal que tan salvaje nos
parece, pero que a su vez nos recuerda que no somos tan civilizados como
creemos.
A veces recuerdo que no soy más que
una pieza que hace que el gran mecanismo de los poderosos funcione, y eso no
hace más que darme fuerzas para no ser como ellos. Triste sería que alguien se
acordase de ti solo por el daño que hiciste, y más triste aún sería que eso
mismo llegase a darte igual.
Por eso me pregunto una vez más: ¿Por
qué?
¿Por qué siguen existiendo personas
que no son como todo el mundo?
¿Por qué encuentras a gente que vence con el
triple de esfuerzo al que solo necesitaba una llamada para conseguir lo mismo
que él?
¿Por qué siguen existiendo políticos
honrados o personas que creen en ellos aún cuando están rodeados de putrefactos
muertos en vida con corbata?
¿Por qué siguen existiendo personas
que creen en sus cualidades y se alejan del amiguismo o el peloteo para
conseguir sus objetivos?
¿Por qué siguen existiendo amigos
capaces de volver a ayudarte una y otra vez cuando más lo necesitas por muchas
veces que les dejen de lado?
¿Por qué siguen existiendo enamorados
que confían en otra persona cuando tiempo atrás les rompieron el alma en mil
pedazos?
¿Por qué hay personas que tan solo
recuerdan lo bueno que caracterizaba a alguien que, por el contrario, hoy en
día solo habla mal de él?
¿Por qué a pesar de todo siguen
existiendo excepciones?
No tengo
respuesta ni quiero tenerla para esa pregunta. Lo único que deseo es que no
desaparezcan.
El saber que
a pesar de todo, seguiré encontrándomelos. Doy gracias por esos pequeños
errores del sistema. Esos defectos de fábrica que no buscan
aprovecharse como lo hicieron otros antes que ellos. No toman el camino fácil,
sino que dan un rodeo, con más esfuerzo, con menos reconocimiento, con tal de
ser algo distinto a lo que se supone debieron ser o ''todo el mundo hubiera
hecho''.
Por mi parte
no quiero convertirme en lo que hoy se considera un triunfador para los demás. Quiero serlo para mí. No quiero fama,
no quiero millones. No quiero aprovecharme del engaño ni la manipulación para
llegar a lo más alto. No quiero traicionar al que confía en mí, ni volver a
olvidar a quien realmente está ahí.
Moriré
pobre, pero sin deberle nada a nadie. Desconocido, pero sin haberme aprovechado. Machacado por los años pero feliz por
haber contribuido con auténtico esfuerzo propio y no ajeno.
Feliz por saber que mi existencia no contribuyó a perpetuar el daño que alguna vez me hicieron. Feliz por saber que mereció la pena nacer con
los engranajes rotos.
Porque gracias a aquello no me convertí en parte de la
maquinaria humana. Esa que piensa en construir lo suyo destruyendo lo de los
demás. Sabré que no lograron convertirme en lo que en algún fatídico momento vi
a mi alrededor como algo ''normal''. Nadie sabrá,
salvo los que ahí estén, quién fui, qué hice, y con qué sentimiento acordarse
de mí.
Engranajes rotos, fallos de lo que os dijeron debíais ser. Vanguardia de la esperanza y auténticas almas humanizadas que de verdad aún piensan en los demás, por favor:
Seguid existiendo.
-Vii Broken Crown -
''Si crees que todo cuanto has escuchado no tiene contigo nada que ver, estás amigo equivocado, párate a ver''. -Mägo de Oz, Ancha es Castilla-
No hay comentarios:
Publicar un comentario