sábado, 3 de diciembre de 2016

El café de los gatos...

Recuerdo que...
Hace tan solo dos días, el 3 de mayo de 2017, me descubrieron uno de los lugares más originales y bonitos en los que he podido pasar una tarde tomando algo.

El lugar en sí mismo se llama El passatge dels gats, en Valencia. Os puedo asegurar que merece la pena pasar un rato allí. Tal y como ocurre en Japón, este tipo de establecimientos ofrecen la compañía de estos animales mientras tomas algo junto a ellos. Pero antes de contar mi experiencia y todo lo que puedes hacer allí dentro, quiero aclarar lo más básico para que escépticos de esta idea no se equivoquen. Sí, el local está impoluto, tiene un ambiente muy agradable y acogedor con música relajante para que siempre estén cómodos. Además los gatos pasan controles veterinarios con frecuencia, además de que te obligan a desinfectarte las manos antes de tocarles.

Tal y como nos dijeron al entrar al local, allí los invitados somos nosotros y tenemos que tener en cuenta que estamos en su casa.
Podemos jugar con ellos todo lo que queramos con juguetes que te prestan.
No estás obligado a sentarte en tu mesa. Puedes tirarte en el suelo con ellos sin que nadie te mire raro.
Puedes hacer todas las fotos y vídeos que quieras, pero sin flash para no hacerles daño en los ojos.
Hasta puedes seguirlos y acariciarlos todo cuanto quieras, pero no puedes retenerlos contra su voluntad si quieren irse a otro lado.

Para entrar ahora mismo hay que reservar, pues está teniendo mucho éxito. Pero es lo mejor para todos; ellos no se estresan y tú puedes pasar más tiempo a su lado.

¿Y qué es lo que más me gustó de aquella experiencia? El saber que detrás de ese negocio, había mucho más de lo que aparenta, pues resulta que esos gatitos vienen del maltrato o incluso el abandono.
No es una simple cafetería: Es lo que debería ser una protectora. Un lugar donde pueden jugar, saltar por las estanterías, tumbarse frente al cristal de la calle a ver el mundo exterior, esconderse por multitud de rincones bajo los asientos, y sobre todo, tumbarse junto a quienes vienen a visitarlos para que les acaricien mientras se quedan dormidos.

El chico que trabaja allí nos explicó que estos gatos están aprendiendo a volver a confiar en el humano y necesitan todo el cariño posible para devolverles la esperanza de encontrar un hogar. Porque eso es lo mejor: Todos los gatos pueden adoptarse, pasando un riguroso proceso de selección de la mejor familia de acogida para asegurarse de que será un hogar de por vida y no un capricho pasajero.

Mi experiencia personal fue pura felicidad.
El estar tomando algo y que uno de esos pequeños venga y se tumbe a tu lado, le acaricies, y comience a estirarse para que sigas tocándolo no tiene precio. Se notaba que estaban a gusto allí y que muchos de ellos ya volvían a reflejar esperanza en sus ojos.
Me gustó mucho el contraste de personalidades entre ellos. Unos eran unos dormilones. Otros no paraban quietos deseando jugar contigo. Otros más tímidos con los extraños pero muy cariñosos con los conocidos... cada uno de ellos era único, pero todos sin duda muy mansos y bonitos.

Lo dije al salir de allí y lo vuelvo a decir aquí: Hacen falta más lugares así. Centros de esperanza para todos esos animales que lo pasaron mal por nuestra culpa. Porque incluso ellos, que habían visto lo peor del humano, eran capaces de volver a creer en nosotros.



Si podéis, visitad este sitio, pues cuanto más conocido sea, más establecimientos habrá, y con ello, más gatitos encontrarán un hogar.







 Esta es la página web del sitio. Simplemente. Una experiencia para repetir :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario