martes, 17 de junio de 2014

Viento a toda vela

17 de Junio, 3 en punto de la madrugada, mar Mediterráneo.

Nubes blancas acompañan a una Luna completa de igual color. Eterno farol argenta que ilumina la nocturnidad de los que llaman infieles...


El mar se tiñe de negro, ocultando lo que bajo sus aguas mora. Siniestras bestias que vigilan desde las profundidades, guardan silencio desde allí abajo, siendo testigo del crujir de un inmenso casco de madera, que interrumpe la serenidad de la noche al romper la superficie del agua...
Madera negra y roja, que flota sobre un desierto mojado... un ancla descansa a bordo, cubierta de óxido y plantas marinas. 17 cañones por banda, munición desperdigada a su alrededor, mástiles señalando al cielo nocturno y velas negras, roídas, desgastadas por viento y combate. En primera línea, candiles de aceite en proa, popa, babor y estribor, de luz amarillenta y fantasmagórica decora una niebla perenne a la que el navío yace encadenada.

Por último, el mascarón de proa... una imponente ``X´´ de color rojo, que asesina sin piedad a aquellas olas que se atreven a desafiarla...

Bajo cubierta, las bodegas permanecen vacías, llenas de eco. Algún que otro calendario marino señala fechas importantes. Unas cuantas sillas alrededor de una mesa llena de restos de comida, y camas improvisadas cual hamacas, hechas de retales, colgadas del techo, que ayudan a conciliar el sueño a quienes duermen en ellas...

Pero están vacías, nadie duerme, no esta noche...

Hoy todos están frente a las puertas del camarote principal, con la mirada inclinada hacia arriba, en silencio. Una fila de lobos de mar contemplan un timón vacío, antiguo pero por estrenar, y junto a él, una silueta. Un gran chaleco marrón, que cubre hasta las rodillas... botas altas, que ocultan lo restante. Dos espadas a la altura de la cadera, y una fila de pistolas sobre el pecho. Por último, un sombrero de tres picos, que tan solo muestra la mitad de un rostro iluminado por un candil cercano.

Esboza una sonrisa... observa a los suyos mientras se acerca lentamente a la barandilla de mando.
Se dispone a hablar... los mira... orgulloso, es un ser tan longevo como la antigüedad... Es aquel al que llaman...

Capitán.

Listo para que sus palabras sean escuchadas, echa un vistazo frente a sí. Observa la mirada de todos y cada uno de los que forman el barco, e inclinándose sobre la barandilla, les pregunta:

-¿Qué somos?.
Quizás esta sea la cuestión más sabia que uno puede hacerse a sí mismo. Preguntarse qué compone nuestro ser, nuestra alma, nuestra vida. Aunque, para hacerse esta pregunta, antes se debe conocer de dónde venimos y cuál será nuestro rumbo.

Habéis venido aquí con la esperanza de emprender un viaje que nos llevará lejos.

Pero hay que tener claras nuestras intenciones antes de partir. Muchos se embarcan en una nave que promete llegar lejos. Ponen un pie en el barco, deseando llegar cuanto antes a alcanzar riqueza, fama y reputación, cuando lo único que consiguen es navegar por un mar sin destino eternamente, vagando a la deriva por unas aguas que no conducen a ningún puerto.

Debo pedir que si alguno de los presentes está aquí por eso, abandone el barco antes de que le hagamos pasear por la tabla. No quiero en mis filas a hombres que no disfruten ni presten atención al viaje, obsesionados con la meta por alcanzar.

El capitán, merodeando de un lado a otro del puente de mando mientras continúa hablando, pasa su mano por la recia madera que le separa del mar. Lentamente, saca de su bolsillo un doblón de oro, lo pone en su pulgar, y sin dudarlo un segundo, lo lanza a las profundidades del mar.

-Lo que yo os ofrezco, no es oro. 
Probablemente no encontraréis conmigo riquezas con las que vivir como reyes el resto de vuestras vidas. Los tesoros son alcanzados por quienes se han ganado el derecho a encontrarlos, o por locos que pasan su vida persiguiendo un inútil espejismo.

Quitándose el sombrero, lo lanzó hacia sus camaradas.

Tampoco os ofreceré fama. La humildad es el puerto de todo buen navegante. Si no arrias velas desde tal destino, probablemente acabes en el fondo del abismo, o en el estómago de alguna mala bestia acechante ahí fuera. Muchos han perecido en el intento,  y, ¿por qué no?, nosotros podríamos a llegar a ser uno de ellos. Podemos tanto perder nuestra nave como alcanzar la gloria con ella, de todos depende continuar navegando o dejarnos arrastrar hacia nuestra perdición.
No... lo que yo os ofrezco, es algo tan gratuito como desconocido...

No... yo os ofrezco algo mucho más sencillo...

Decorando su rostro con una pícara sonrisa, dijo:

-Una aventura.

Bajando junto a sus camaradas, caminaba de un lado a otro, a paso lento pero firme, mientras continuaba hablando:

-Lo que yo os ofrezco es la oportunidad de intentarlo. 
El derecho legítimo que nos pertenece a ser dueños de nuestros logros y fracasos, de caer y volver a levantarnos con más fuerzas, de seguir nuestros propios mapas, de marcar los destinos que creamos oportunos...
A bordo de esta nave viajaréis miles de millas hacia las profundidades de lo desconocido. Vuestro destino será incierto, las heridas en combate probablemente hagan caer a muchos, las adversidades serán vuestro alimento, y las horas de descanso serán continuamente interrumpidas por el bien de nuestro navío.

Dando la espalda a sus hombres, el capitán se apoya sobre las puertas de su camarote, observando a través de la cristalera, un horizonte nocturno que une cielo y mar.

-Sé que no será un camino fácil, pero todo ello os será recompensado cuando alcemos la vista atrás... y descubramos lo lejos que hemos llegado.
Y como dueños de vuestro propio destino—continuó a la vez que desenvainaba su espada clavándola con fuerza en el suelo—, sabed también que os enfrentaréis a muchos que intentarán hundiros, pues lo primero que se debe aprender de este estilo de vida, es una regla muy sencilla de entender:

Todo pirata que se precie, debe tener enemigos.

A lo largo de nuestra travesía, sembraréis malas sensaciones, os odiarán por vuestros actos. Muchos desearán veros muertos y enterrados, esperando como buitres el momento en que falléis para rapiñar restos de esos errores. La vida en el barco será una lucha continúa contra aquellos que no están en él. Nuestras batallas se lidiarán a diario frente a quienes no saben de lo que hablan.
Pero sabed, que si aceptáis uniros a mí, conlleva sus consecuencias, pues si alguno abandona el barco, y se atreve a atacar nuestra libertad en lugar de abrazar el exilio, no quedará impune.

Sabed, que si un desertor abre fuego, iremos a por él.

Muchos han caído por la borda, o quien fue tripulación, ahora apunta sus cañones contra nosotros. Otras ocasiones seréis insultados, desprestigiados, por quien sabe menos que vosotros, a la par que queridos por quien realmente os conoce. Por eso, es mejor mirarles a los ojos, riendo, al tiempo que se muestra indiferencia, e incluso, diversión.

Pero yo os digo, que la experiencia enseña a través de los años, que una crítica sólo afecta si es alguien que te importa el que la formula.

Si después de todas estas advertencias, queréis continuar a bordo, que vuestro grito lo escuche desde Poseidón hasta Davy Jones.

Un grito al unísono, de todos los componentes de la tripulación, hizo sentir al entusiasmado capitán el deseo de partir, orgulloso de ellos.

-Bien, así sea pues. Camaradas... rumbo a la eternidad.

Subiendo de nuevo hacia el mando del navío, el capitán se coloca el sombrero, empuña su espada, y con un ligero golpe de viento, corta uno de los cabos que deja caer la vela mayor poniendo el barco en movimiento, al tiempo que una bandera comienza a hondear en lo más alto. Empuñando el timón con firmeza, espera a que todos estén en sus puestos para partir.

-¡Brindad compañeros por el rumbo establecido y reíos en la cara de vuestros enemigos!. Este montón de madera, cañones, cabos y velas, será un santuario de nuestros sueños por cumplir.

La X marca el lugar, y nosotros, la llevamos por bandera. ¿Por qué?, porque a bordo ya portamos el tesoro más grande que jamás encontraremos. Nosotros somos... nuestro propio destino.
¡Condenados a disfrutar para siempre de lo que hacemos, la noche, la Luna y las sombras nos acompañarán!, ¡pues este es un grupo salvaje y fiel a la inmortalidad!.
Arrasad con todo lo que veáis... pues somos una tripulación de un barco sin final... así que, dejad que este viejo navío os hechice, ¡y uníos a la oscuridad!.

De nuevo, un gran grito de entusiasmo rompió el silencio de la madrugada.

-Si estáis preparados—dijo antes de emprender el camino—, volved a preguntaros... ¿Qué somos?.

Observando a sus compañeros, fieles a la causa, y entusiasmados ante las adversidades, al capitán se le escapó una leve sonrisa que intentó ocultar bajo su sombrero.

-¿Sabéis lo que yo creo?.

Creo que somos a quien odiarán por seguir adelante...
No somos uno más... ni lo que otros desearían que dejáramos de ser...
Somos una fuerza tan imparable como inmune a enemigos... una religión tan antigua como el mar...

Somos un eterno vigía...

No somos piratas, unidos, somos...

La Piratería.

``Con dos monedas y una copa de ron, viento a toda vela, no hay lugar ni sitio mejor que un océano de alcohol´´ -Piratas, Mägo de Oz- 

Dedicado a La Piratería, grupo de rock que hoy celebra su primer aniversario y en donde yo, he disfrutado del viaje junto a la tripulación que me acompaña. ¡Arrasa con lo que veas, y generoso no seas!.

(Logotipo diseñado por María del Mar Jordán, fotógrafa del grupo).

1 comentario:

  1. - Guau!
    Quizá sea el primero en leer esta entrada ya que no has dicho aún que la has publicado, pero estaba deseando llegar a mi casa para meterme en el Reino de Vii y leer lo que habías escrito hoy. Hace días que anunciaste que esta entrada seria publicada el día 17, al ver la fecha me llevé un leve fiasco, puesto que, dudaba que volvieras a publicar otra entrada pocos días después de esta publicación, pero al ver el titulo de la entrada, relacione fecha y titulo y... se creo en mi algo de ilusión. He esperado expectante y curioso para poder leer estas palabras, y ahora leídas, puedo decirte que no me ha decepcionado en absoluto, al contrario, me ha emocionado mucho. Conforme iba leyendo me iba imaginando un imponente corsario, lleno de piratas escuchando con admiración a su respetado Capitán. Una vez mas, Vii, una de tus entradas me hace emocionarme, pero no llorar, no aun. Aun tenemos tu y yo una apuesta pendiente y la espero con deseo, aun así, déjame darte mi enhorabuena por tan fantástica entrada y expresarte lo feliz que me siento de haber podido compartir este año de La Piratería a tu lado, ya sabes, como dijo un sabio y muy buen amigo mio, "Gracias por ser parte de mis sueños y que yo sea parte de los tuyos".
    Att: Ñet, Bajista de este hermoso proyecto que hoy hace el primero de sus muchos años.

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