jueves, 15 de agosto de 2013

El color de la amistad

Es curioso como cambian las cosas, ¿verdad?. Una tarde puedes estar aburrido en casa, pensando que no ocurrirá nada interesante como es habitual, y al día siguiente quizás estés tomando un café con alguien que echaste de menos durante mucho tiempo.



Esto mismo lo viví no hace mucho, aunque luego comprendí por qué. Por eso, voy a contar una historia que me ocurrió hace algo mas de un mes, justo cuando el verano estaba comenzando a nacer. Hacía pocas semanas que regresé de Murcia tras un año lejos de aquí, y volvía cargado de muchos planes por cumplir, ilusiones y tiempo libre. Durante una tarde, me dediqué a buscar por mi cuarto una pequeña cajita en la cual guardo viejos objetos importantes. Me gusta hacer esto a veces, sonrío cada vez que encuentro algo porque me acuerdo de esa persona, ese instante, esa felicidad...

Dentro de aquel pequeño cofre, guardo pulseras, anillos y collares que marcaron algun momento de mi vida. También hay algun trozo de papel en el que guardo frases importantes que alguien dijo o yo mismo inventé.

Pero encontré algo de lo que me había olvidado; una frase, un pequeño apunte que hice tanto tiempo atrás que ni recuerdo cuando lo puse ahí. Se trataba de un título. Al instante recordé que pertenecía a un libro que llevaba buscando mucho tiempo pero no logré encontrar.
Recuerdo que mi interés por aquel libro, se basaba en un concepto que vi una vez por internet y me llamó la atención al instante. Tal concepto había sido inventado por un curioso escritor ante el cual más tarde, me quitaría el sombrero.

Se trataba de Albert Espinosa, un joven que pasó 10 años de su vida en un hospital y que descubrió algo muy interesante. Afirmaba que existía un mayor grado de amistad difícil de encontrar. Esas personas que conoces y sin saber por qué, algo dentro de ti te dice que puedes confiar en ellas, las miras y te ves reflejado de tal manera que no eres capaz de comprender el por qué de esa sensación. Él los denominaba ``amarillos´´.

Tiempo después, conseguí aquel libro, y pude profundizar más sobre este tema. Aprendí que estas personas, pueden desaparecer tan pronto como llegaron, o por el contrario quedarse en tu vida durante muchos años. Puede que se vayan de tu vida, o se marchen durante muchísimo tiempo para volver más adelante, pero lo que importa es que desde que hicieron aparición en tu vida, te marcaron para siempre.

Personas que cuando estan a tu lado, sientes algo tan profundo, que no tienes palabras para describirlo. Un amarillo hace que te sientas seguro, que puedes confiar plenamente en él, o ella. Una gran complicidad que hace que ambos os entendáis perfectamente, o lo que es lo mismo, un pensamiento que todos alguna vez hemos tenido, y el cual dentro de ti, algo no deja de preguntarse: ``¿Cómo es posible que me comprenda tan bien?´´.

En su libro, Albert decía que existe una lista de características comunes para reconocer a un amarillo, pero animaba a los lectores a no seguir estas normas estrictamente, sino a aportar sus puntos propios. Aunque también decía, que hay que separar a los amarillos de los mejores amigos y parejas, pues son conceptos distintos que hay que diferenciar. Bien, pues yo, hoy haré caso al que se ha convertido en uno de mis escritores favoritos.

1. Sonrisa interminable.
Creo que los amarillos hacen que no dejes de sonreír mientras los tienes a tu lado. Ese chico o esa chica con la que pasas una tarde, hablando, haciendo fotos, o jugando una simple partida de billar. Si no puedes evitar sonreír, sea por el motivo que sea mientras esté junto a ti, puede tratarse de un amarillo.

2. Pequeños detalles.
Nuestro interior reconoce a una persona amarilla sin darnos cuenta. En mi caso, creo que he llegado a conocer mi propia forma de actuar cuando estoy frente a uno.
Al estar con esa persona, siento que puedo ser realmente yo. Consigo dejar a un lado ese caparazón que me protege del daño, y disfrutar de su compañía sin miedo, con esa magnífica sensación de que no necesitas protegerte porque sabes que no te va a dañar por muy indefenso que te muestres. No te atacará, ni reprochará nada con el fin de hacer daño, todo lo contrario, se preocupará por cuidar de que estés bien, agusto y feliz.


Intentará sacarte una carcajada cuando estes a punto de llorar, desde unas simples cosquillas hasta mandarte fotos por el móvil poniendo caras graciosas. Pero sobre todo, lo que más he notado y nunca he afirmado, es que al lado de un amarillo, no puedo evitar repetir algo una y otra vez, es involuntario y hasta hace poco, ni siquiera me había dado cuenta. Pero hoy, lo confesaré:
La miro a los ojos, sonriendo, aparto la mirada hacia el suelo, y vuelvo a sonreír sin saber por qué. ¡Es la mayor sensación del mundo!.

3. Abrazos.
Este punto aparece en el libro de Albert, afirmando que es importante dar abrazos y caricias más a menudo, pero yo voy a explicar por qué lo incluyo en mi lista. Existen muchos tipos de abrazos, pero el abrazo amarillo es diferente. No es un gesto de despedida como otro cualquiera, ni se da por obligación, simplemente, es distinto. Como si te diera fuerzas para seguir adelante. Un gesto del que no te cansas y el cual no quieres que termine. Te sientes protegido, querido por esa persona que tanto te importa, y simplemente, durante el tiempo que dure ese abrazo, no necesitas nada más.

4. La mirada.
Este punto me apasiona. No encuentro explicación y eso me encanta. Adoro no saber por qué ocurren las cosas, es un misterio que le da un toque de magia a nuestras vidas. El caso es, que a veces, soy incapaz de mantener la mirada a un amarillo. Curioso, ¿verdad?. Quizás sea porque sus ojos transmiten una fuerza sin igual, es como si te lo dijera todo pero sin decir nada. Como digo, no puedo explicarlo, ni siquiera sé si solo me pasa a mi, pero es algo que me hace feliz.


5. Las casualidades.
Una vez más, Albert decía que las casualidades son pequeños subrayados en la vida. Algo de lo que este mundo quiere que nos demos cuenta, que no lo dejemos pasar como si tal cosa.

Desde siempre, me han encantado las casualidades, no me gusta creer en el destino y quien me conozca lo sabrá. Un guión predefinido no es vida, para que lo sea, es necesario que haya incertidumbre, dudas y finalmente, encontrar el camino a seguir.

Alguien dijo una vez que las mejores cosas ocurren por casualidad, por eso creo, que los amarillos no aparecen como si nada, siempre recordarás el instante en que apareció, donde y cuando os visteis por primera vez o cómo fue vuestra primera conversación. Los amarillos siempre aparecen por casualidad, en ese subrayado de la vida que te dice: ``Eh, estate atento, es diferente a los demás´´.

Por supuesto hay muchas más formas de reconocer a una persona tan especial, pero todas ellas estan recopiladas en ese pequeño libro que tanto me gustó. Por ello, más tarde me di cuenta de por qué encontré ese trozo de papel en mi baúl. Me recordó el término amarillo, y a raíz de ahí, a los pocos días, recibí un mensaje muy especial. Se trataba de una persona muy importante a la que hacía tiempo que no veía. Quería pasar la tarde conmigo. Sin dudarlo acepté, y he decir que es algo de lo que estoy realmente orgulloso, pues gracias a aquel mensaje, recuperé a una persona del pasado que ha sido de las más importantes en mi vida.

¿Por qué digo todo esto?. Pues porque sé que ella está leyendo estas líneas ahora mismo. Porque quiero que sepa, que a pesar de todo lo ocurrido, no puedo evitar darme cuenta de que me cambió la vida con su llegada, de que me hace sentir bien a cada instante y de que no tengo ninguna duda de que desde su primer saludo, estuvo marcado por una casualidad subrayada.

A cada página que leía de aquel libro, aparecía su recuerdo en mi mente. Me gusta la sensación de estar leyendo un libro mientras sonríes sin ser consciente de que lo estás haciendo.
El autor también decía, que a lo largo de nuestra vida solo encontraremos a 23 amarillos en total.
Creo que estoy empezando a descubrir que hay más personas en mi vida que cumplen estas características, pero ella, lo fue desde el principio sin dudarlo siquiera. Podría decirse que fue el modelo de amiga amarilla, la base para saber buscar por mí mismo a esas personas tan maravillosas. Por supuesto, no tengo mis 23 personas amarillas aún, pero si Albert decía que es elección de uno mismo confesarle a alguien que lo es, ¿quién soy yo para no seguir los consejos del autor?. Creo que le haré caso y lo dejaré escrito para que ella pueda saber algo:

El color de la amistad es ese que te hace sentir algo que no puedes explicar. Y hoy escribo esto, simplemente, para decirle que ella, es mi única amarilla...


Fotos que te hacen sonreír con tan solo verlas, porque vuelves a sentir esa felicidad, ese instante, ese lugar... Esas casualidades que te hacen ver tales cosas invisibles a simple vista, que las pasamos por alto. Cosas como que sin darnos cuenta, fuimos incluso a comprar aquel libro juntos, sin saber que lo que éramos realmente, estaba dentro de aquellas páginas.

 Te quiero, amarilla.



  -Vii Broken Crown- 

Dedicado a Alis López, para que quede grabado en la historia el recuerdo de algo tan grande, que un escritor tuvo que inventar una nueva palabra para poder definir lo que era ella para mí.


``Y verás que tu puedes volar, y que tu cuerpo es el viento. Porque hoy tú vas a sonreír, hoy te toca ser feliz´´.-Mägo de Oz, Hoy te toca ser feliz-

2 comentarios:

  1. eres el más mejor del mundo! :)

    ResponderEliminar
  2. Que bonito :`) se nota que esa chica te importa de verdad. Ojala alguien me escribiera cosas tan boanitas a mi

    ResponderEliminar