jueves, 13 de junio de 2013

Ecos de la Luna

Arropado por la más densa oscuridad, sumergido en la nada de color negro, espero tumbado en mi cama a que mi esquivo amigo, el sueño, me visite.



Sueño que se ha vuelto fiestero y que no llega a casa a la hora de dormir, pues llevo varios días sin poder pegar ojo. Cansado de dar mil vueltas, me incorporo acercándome a la ventana, apoyándome en ella observando el nocturno infinito que nos cubre allí arriba.

¿Nunca os ha pasado que necesitáis estar a solas, en paz, para poder reflexionar? A mi me ocurre a menudo, es casi una rutina diaria. Desde pequeño me ha gustado el silencio de la noche. Su tranquilidad y mística aura decorada con un frío silbido que me hipnotiza, permitiendo que los más profundos deseos se hagan realidad.

Me gusta salir por la noche a la calle y pasear, sin coches, sin ruido, sin gente... Deambulo durante horas por el solitario paseo marítimo, vestido con mi sudadera y oculto bajo una capucha negra, danzando sobre unos patines mientras escucho una música que adormece al espíritu, observando el vaivén de las olas y acariciado por la suave brisa con perfume de paz.

Pero hoy he decidido permanecer aquí, en casa, apoyado al filo de esta ventana, a solas. Miro hacia arriba y sonrío observando las estrellas, aunque, si hay algo por lo que siempre he sentido adoración, es por una compañera tan silenciosa como el hogar en el que habita:

La Luna.

Sí, algunos dirán que no es más que un trozo de roca, flotando en el espacio iluminada por la luz del Sol, personas incapaces de entender lo que siento, ni de mirar más allá de la realidad. Supongo que no todo el mundo puede mirar hacia arriba y verla como un gran corazón gigante lleno de sabiduría.

Al filo de esta ventana, un tímido resplandor me visita, iluminándome...
Mi compañera nocturna me hace sentir escalofríos. El vello se me pone de punta como si de magia se tratase, fundiendo su sagrada mirada plateada, con el azul con el que se viste la mía.
Es curioso, pero cada vez que la miro, siento como si realmente me comunicara con ella.
Cierro los ojos lentamente, dejándome embaucar por su oscuro hechizo, llenando mi alma de serenidad y calma, mientras logro escucharla por fin. Presto atención, la oigo... siento su presencia sobre mí.

Me dice que me ha visto nacer, que me ha visto crecer... Dice que me ha acompañado en mis noches más oscuras, y en las más felices de mi vida. Transfiere a mi mente viejas imágenes del pasado, llevándome cerca de diez años atrás. Consigue hacerme ver aquellas noches con amigos en la playa, recordar aquella sonrisa, percibir aquel viejo sentimiento.

Sí... La Luna es la mayor de mis amigas. Majestuosa y apoyo de solo aquellos que son capaces de escuchar su tenue luz. Me aconseja, me cuida, me ayuda a despejar la mente y a distinguir la realidad. Con su compañía consigo distinguir quien cumple las promesas que un día hicieron, sin sucumbir al paso del tiempo.

Me ayuda además, a darme cuenta de lo que normalmente pasamos por alto. Simples gestos tan naturales, que ni siquiera le damos la importancia que se merecen. Esa persona que dijo que mentías, al afirmar que no te pasaba nada. Esa amiga que te abrazó, cuando le dijiste que querías estar solo.

Mi fiel guardiana de la noche me muestra aquellos que preguntaron ``¿Cómo estás?´´ en lugar de darle más importancia a remover el pasado para hacer daño. Sus nombres... sus caras, hoy puedo verlas reflejadas en estos ecos que acompañan mis pensamientos.

Gracias a su consejo, aprendí que un te quiero pesa más que el orgullo; Cuesta más llevarlo hacia adelante, pero si lo logras, nunca estarás solo. El secreto está en decidir si quieres avanzar lentamente con la pesada carga carente de vida, o llegar a la meta por algo que merezca la pena.

A menudo pienso que nadie comprende como veo la vida. En cierto modo, parece una realidad alternativa a la que la gente percibe ahí fuera. Mi mundo es una mezcla entre lo malo de la vida real y todo lo bueno de la fantasía. Vivo constantemente en ese límite que nadie parece comprender. No conozco a nadie más que sienta la noche tanto como yo, ni que se sienta en paz bajo el manto del crepúsculo. Puede que yo sea ese lobo blanco y diferente a los demás, destinado a permanecer enamorado de la Luna para siempre, ese tipo de persona que exactamente nadie busca.
Por eso creo que, mi compañera nocturna, mi dama de la noche, es esa luz que siempre prevalece en la más absoluta oscuridad, que nos guía y nos dice que camino debemos seguir.

 


Siendo consciente de que se ha hecho tarde, percibo un rocío sobre mi mejilla que se ilumina con un brillo argenta, vuelvo a sonreír mirando hacia arriba, y siento que al menos junto a ella, por unos instantes, estoy acompañado.






  
-Vii Broken Crown-

``Es el país de la luna oscura, es la habitación deshabitada, es la más bella criatura, es la dama descorazonada.´´ -El cantar de la luna oscura, Mägo de Oz-



No hay comentarios:

Publicar un comentario