Es duro darse cuenta de algo que no quieres creer, te lo niegas a ti mismo, intentando convencerte de que debes estar equivocado.
Me dirijo hacia vosotros, los mismos a los que agradecí hace un mes su apoyo.
Habéis elegido cambiar las cosas, y os voy a satisfacer. ¿Es lo que queréis?, será lo que tengáis.
Empezaré con un simple ojo por ojo. Os voy a hablar con el mismo respeto con el que me tratásteis el Sábado:
Sois unas ratas sin sentimientos disfrazadas de falsa lealtad. No sois las mismas personas de esa clase del colegio, ni esos amigos con los que tantas noches de verano pasé. Sois unos desalmados a los que lo único que les importa es beber hasta perder el sentido, basando vuestra diversión en dejar en ridículo a los demás.
Para ellos tan solo era un juego, una diversión entre tragos de alcohol y Dios sabrá que más. Su única defensa, tras mentirme mil veces y ver que estaban acorralados porque sus embustes no se sostenían, era que se les había ido de las manos. Repetíais mil veces que estábais gastando bromas a gente por telefono. Decidme una cosa, ¿acaso yo soy parte de esa gente que ni conocéis?, ¿merecía a caso, no una broma, sino una humillación?.
Seguís haciendo las mismas bromas que cuando teníais 10 años, pero el problema es que no os dais cuenta de que tenéis el doble de edad y vuestras acciones tiene repercusión.
¿Qué hubiera pasado si no llego a enterarme de que érais vosotros?, hubiérais dejado que hiciera el ridículo sin quitaros el sueño. ¿Seríais capaces de mirarme a la cara, mientras manteneis vuestra boca cerrada?.
Hay que ser imbécil para gastar una broma sin ocultar el número, y gracias a vuestra estupidez, os descubrísteis en menos de una hora. Gracias a vuestra ingenuidad, os cacé, os descubrí, y gracias a eso, hoy puedo mandaros a la mierda con todo el cariño de mi negro corazón.
¿Os lo pasásteis bien, verdad?, todo era para divertiros, pues bien, ahora soy yo el que quiere jugar a un juego.
Quiero jugar a no volver a veros. Quiero jugar a olvidarme de vosotros. No quiero volver a cruzarme con vuestras caras en lo que me queda de vida. Quiero que pasen los años y al escuchar mi nombre os preguntéis; ¿quién era ese?.
Espero que algún día os traicionen, se burlen de vosotros y os hagan el mismo daño que me hicísteis a mí, pues solo así comprenderéis que ese ``no es para tanto´´, sí que lo era.
No tenéis ni la más remota idea de lo que significó aquella llamada, por eso aún seguís pensando que estoy exagerando, que os podría perdonar por ser una simple broma. Claros ejemplos de que no teníais ni puta idea de lo que estábais haciendo.
Pero me da igual, solo quiero que os grabéis a fuego lo que os tengo que decir: No quiero volver a saber nada más de vosotros.
Habéis sido capaces de reíros de uno de vuestros amigos más antiguos, de algunos incluso considerados de los de más confianza. Os lo pasasteis bien a mi costa, sin importar la mierda en la que me hundisteis.
Nadie está a salvo de sus propios amigos...
Sois los maestros del engaño, de la mentira y la falsedad. ¿Erais verdaderos amigos, o tan solo estuvisteis años fingiendo que os importaba?.
Para mi desgracia, yo también los conozco a ellos. Probablemente, a la mañana siguiente ni se molestaron en darse cuenta de lo que realmente habían hecho. Apuesto a que se fueron tan tranquilamente a desayunar o a tomar su café diario.
Me resulta curioso como os defendéis entre vosotros. Os echáis la culpa mutuamente y os da igual echaros mierda los unos a los otros. Supongo que entre falsos sois inmunes los unos de los otros.
...``Me dijeron que te llamara y te dijera esto´´...
...``Me dijeron que no te avisara´´...
...``Yo no hice nada, solo me estaba riendo´´...
...``Acordamos entre todos no cogerte el teléfono´´...
Mirad bien esas frases, sí, son vuestras excusas. Sinceramente, ¿Creéis realmente esas palabras me hicieron perdonaros?. Lo único que conseguísteis fue enfurecerme más.
Si te dicen que llames a alguien y le digas algo con lo que puedes hacer daño, si accedes a realizarlo estás demostrando que eres una persona sin personalidad alguna, un simple títere enclence y pequeño con el que la gente se lo pasa bien observando cómo te controlan mientras tu ni te das cuenta de la verdadera pena que das.
Si me dices que no me avisaste porque los demás que dijeron que no lo hicieras, no tienes más personalidad que el títere patético y acomplejado que puso voz a la broma.
Si me dices que tu no hiciste nada, que tan solo te estabas riendo, eres de los peores. Exactamente tú lo has dicho, NO HICISTE NADA. No me avisaste de que se estaban burlando de mí, no me advertiste de que me iban a llamar, no me demostraste que eras un amigo de verdad.
Si vuestra última defensa es, que acordásteis no cogerme el telefono cuando os descubrí, es cuando no hace falta que os llame cobardes, pues ya lo estábais demostrando sin ser capaces de daros cuenta.
Cobardes que se esconden tras un teléfono, que fueron incapaces de dar la cara cuando descubrí quienes eran, ni siquiera de hablar conmigo para pedir una simple disculpa.
Tranquilos, sé que en algún momento tendré la mala suerte de cruzarme con vosotros, y ese día veréis realmente lo que habéis hecho conmigo.
Ahora, seguid con vuestras vidas. Autoconvenceros de que no habéis hecho nada y olvidar aquel día en que destrozásteis a alguien que supuestamente os importaba. Con el tiempo iréis aliviando vuestras propias conciencias a base de las mentiras que os esforzaréis en creeros.
A pesar de todo... ¿Eran verdaderos amigos?, por supuesto.
Sí, sí, lo han sido a pesar de hacer esto, ¿Sabéis por qué?. Porque solo un verdadero amigo es capaz de atacar donde más te duele.
Esta ha sido la última vez, que Vicen... Vicente... Vii... Tente, se dirija a vosotros. Me habéis dado vuestra última lección.
La primera fue la amistad, la segunda la lealtad, la tercera, la traición. La confianza solo sirve para que tarde o temprano la utilicen contra ti, pero no volveréis a hacerlo, pues ni siquiera os volveré a mirar a los ojos. Lo único que sois para mí, es un recuerdo. Un recuerdo que se sentencia por sí solo con el último ápice de una traición.
Lo que habéis hecho no lo olvidaré en la vida. La última escena que tendré de todos vosotros durante el resto de mi vida, será aquella noche al teléfono, decorada con macabras carcajadas al fondo de una llamada, mientras escucho entre mentiras de todo tipo: ``No te fies de nadie´´.
Fin del juego. No volveréis a pasároslo bien a mi costa porque no estaré ahí para divertiros.
Puede que esto sea lo último que yo recuerde de vosotros, pero ahora, es vuestro turno. Las últimas palabras que recordaréis de mí, serán las que os voy a decir con toda la educación que vosotros no tuvísteis:
Tened cuidado con vuestras bromas, pues todo tiene un precio, y puede que algún día... Perdáis a alguien que os importe de verdad.
-Hasta nunca, ``amigos´´-
NOTA: Comentarios anónimos desactivados para evitar cobardes sin nombre.
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