jueves, 18 de abril de 2013

La eternidad no dura para siempre

¿Sabéis?, tengo mucha suerte.
Es cierto. A pesar de que me falten muchas cosas que no veo el momento en que aparezcan, lo cierto es, que he aprendido a valorar lo que tengo en lugar de lo que me falta.
Algo de lo que me siento orgulloso de poder tener, es haber nacido en este lugar lleno de magia y paisajes con los que decorar mis recuerdos.
Para algunos, veinte años son muy pocos, pero para mi, son literalmente toda una vida. Hoy me he levantado fiel al lugar del que procedo, por eso, quiero compartir lo que siento por las calles de un hogar al que llamo Águilas.


Armado con una sonrisa en mi rostro, una mochila a la espalda y una libreta en su interior, me dispongo a visitar todos los lugares que tienen especial importancia en mi corazón bajo el suave manto de la noche, que tiñe las calles de paz y luz tenue a la sombra de las estrellas.

Apenas salí de casa y ya tuve algo por lo que escribir; La calle principal: Aquí es donde viví toda mi infancia. Puedo ver como las tiendas de mi niñez ya no estan, cómo la casa de mi abuela yace vacía, a pesar de que fue el lugar donde  pasaba todas las tardes después del colegio. Hogar de un angel que finalmente alzó el vuelo para verme crecer desde el cielo.

Continué mi camino calle abajo, y llegué a una playa que se conoce por el nombre de ``La Colonia´´.
Casi al instante, me embriaga la nostalgia de nuevo ante tal paisaje, decorado con un precioso cielo nocturno. Recuerdo una noche de verano, con amigos, sentados sin preocupaciones... Sentados tomando un helado mientras la Luna dejaba un rastro plateado sobre la superficie del mar. Por aquel entonces y, desde hacía unos días, no era dueño de mi mente.
Recuerdo como miraba aquella tarrina de vainilla evadido de toda realidad, la razón era que mi vida había cambiado para siempre desde hacía poco. De pronto, sin comprender cómo, por alguna casualidad, allí estaba ella.

Riendo con sus amigas, acercándose hacia donde estábamos mis amigos y yo. La miré... Me miró, le sonreí y me sonrió... Repetía todas mis reacciones, salvo por el hecho de que salió corriendo al no soportar la vergüenza de mantener una mirada conmigo. Todavía hoy me río al rememorar aquel instante.

Èramos críos... qué se le va a hacer.

Continué caminando y liderando el cielo de mi bello pueblo, se alza sobre una montaña a orillas del mar, un castillo majestuoso lleno de historias que contar.
Decido subir y allí, teniendo el mundo bajo mis pies, sus paredes de piedra y sus vistas a un horizonte azul, recuerdo aquel día en que una joven pareja decidió pasar la tarde en aquel antiguo escenario.

Cada rincón que observo de la vieja ciudadela, me regala fragmentos felices del pasado. Aquella foto que nos hicimos en este rincón... Aquel beso subidos en ese cañón... Amigos que nos acompañaron toda la tarde...

Sin duda este sitio es especial, aquel día, sin saberlo, nos convertimos en parte de la historia de este castillo, de la cual sin duda, hablaré a mis futuros hijos para que conozcan nuestra leyenda, pues jamás estuve tan cerca del cielo, en todos los sentidos...

Pasadas las horas bajé de allí y comencé a caminar por un paseo marítimo que recorre varios kilómetros. No caminaba sobre baldosas amarillas, pero igualmente puede transportarte a los límites de la magia cual tierra de Oz.

A mitad de trayecto, hice un alto en el camino...

Dejando a un lado el paseo marítimo, salto a la arena de una de sus playas, y comienzo a caminar a la orilla. Aun puedo escuchar aquellas risas al filo del mar.

Como todos los años, a mediados de Agosto, en esta misma playa durante la noche del día 14, cientos de cohetes desprenden luz de incontables colores que bailan con las solitarias estrellas de allí arriba. Una tradición que se repite una vez tras otra, pero aquel año, tenía algo distinto... Aquel año, pasé la noche junto a ella.
Un baño nocturno en el mar, ambos mirando al cielo fascinados de un instante mágico digno de un sueño, muertos de frío, pero abrazados contemplando el inicio de la historia que siempre soñamos tener. Resulta increíble como recuerdo con total nitidez el momento exacto en que nació algo que marcaría un antes y un después en nuestras vidas; El primer beso.

Si alguna vez imaginé un instante perfecto, fue aquel. Verano... Playa... Noche... Estrellas... Mil luces adornando el cielo...

Con los pies empapados y llenos de arena, sigo caminando por la orilla del mar. Dejando huellas a mi paso sin tan siquiera quitarme los zapatos, con la mirada al frente pues sabía, que debía visitar un sitio más.

De un salto subo a unas grandes piedras. Con cuidado de no caerme, avanzo entre ellas hasta llegar a un lugar en donde lo único que tienes frente a ti, es la inmensidad del mar.
Contemplo las vistas que me ofrece mi hogar, y al darme la vuelta, observo en aquellas rocas, una vieja firma del tiempo.

Me agacho y paso mis manos por la superficie de aquella piedra. Bajo el evidente paso del tiempo, y el duro choque de las olas, permanece un instante que cambió mi vida:

Una fecha.

Escrita con spray desgastado, todavía se puede leer. El día exacto en que su historia y la mía, se convirtió en una sola. Acaricio la roca como si de un pedacito de mí se tratase, soltando una lágrima que cae en aquellos números mientras sonrío antes de marcharme.

Resulta triste pensar, que ni el viento, ni el mar, ni el tiempo, consiguieron borrar aquella fecha. Sin embargo, a pesar de ello, en contra de la voluntad de la naturaleza, nosotros mismos acabamos con ella.

Y si, es cierto. De esto hace ya muchos años. Aquella chica decidió continuar sin mí.
Dejamos de ser uno solo para separarnos y vivir cada uno por nuestro lado. Ella rehizo su vida, siguió adelante con nuevas historias, nuevas personas.
En cambio yo, digamos que, simplemente, lo intenté.

Lo que más me duele es, que todos los planes de futuro se perdieron en el agua de la misma playa de la que nacieron.

Águilas nunca podrá olvidar aquella aventura en la que, dos críos que no comprendían el amor lo suficiente como para seguir juntos, exprimieron la felicidad cada segundo de sus vidas durante dos años. Supongo que eso es lo que cuenta, la gente suele decir que hay que quedarse con todo lo bueno.

Nuestro pueblo ha crecido, sigue haciéndose mayor, y nosotros también. De nuevo las tiendas y comercios cambiarán en la calle principal, nuevas casas quedarán por siempre vacías. Nacerán nuevas historias de amor y con los años otras se olvidarán.

 Por eso creo que la eternidad no dura para siempre. Esa fiel promesa de permanecer el resto de nuestras vidas junto a otra persona acaba olvidándose.
Aquel ``siempre´´ que nunca llegó... Aquellos ancianos unidos que envejecieron separados... Aquel último beso que no esperabas que llegase finalmente te alcanzó.

Pero durante aquel tiempo logré ser feliz, haciendo sonreir a otra persona. Nuestras tonterías, nuestras palabras inventadas que solo nosotros comprendíamos, nuestras conversaciones nocturnas a través del teléfono...
Por todo eso, es por lo que hoy me siento orgulloso de aquella historia, y de que algun día, puedan leer estas líneas los que estan aún por nacer, para que no sean ingenuos y sepan, que si logras querer a una persona y que ella te quiera a ti, debes luchar para que tu fecha permanezca en aquella playa durante el resto de tus días, pues la única excusa para dejar marchar a alguien que realmente te valora, es la que tú mismo te inventes.
Puede que tan solo haya conseguido rehacer mi vida con la soledad que me sigue acompañando después de tanto tiempo, pero ya no me importa mientras pueda conservar mi espíritu alegre y mis ganas de vivir, recorriendo estas calles por la noche y recordando todo lo que un día me hizo feliz.




 Y a pesar de que en cada noche de verano siempre faltará el beso de una joven pareja al filo del mar, o incluso que no pueda volver a disfrutar de una tarde de fotos con ella, a pesar de todo, he comprendido que aunque llegó el día en que dejamos de caminar juntos, siempre continuamos avanzando por el mismo camino.



-Vii Broken Crown-


``Dime donde encontrar en otros besos mi hogar, pues en tus brazos yo siempre dormí, y me olvidé de sufrir´´ -Mägo de Oz, Hechizos, pócimas y brujería-


Dedicado a Alba Belmonte, la persona que me regaló unos recuerdos tan valiosos durante dos años y que, gracias a su compañía, pude descubrir lo que significaba encontrar el verdadero amor.

 

3 comentarios:

  1. Bravo... Simplemente no tengo palabras.
    Es increíble cómo transmites tus sentimientos con tanta facilidad.
    Tu historia es preciosa, lo que pasásteis tu y tu chica es una historia que no se ve todos los días.

    No sé el motivo por el que ella te dejó, pero como bien dices, hay que quedarse con lo bueno, y tu, has logrado quedarte con todos los instantes que derrochan amor por todos lados.
    Enhorabuena.

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  2. Demasiado bueno eres como para que te esten haciendo pasar por lo que estás pasando, y te lo dice alguien que te conoce de muchos años.

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